Actualizado el 25 de julio de 2025 por Elisa Branda
Hay una luz que brilla con suave firmeza en el corazón del despertar espiritual contemporáneo, y esa luz tiene un nombre: Susana Giesemann. Ex comandante de la Marina de los EE. UU.Hoy es un guía espiritual capaz de unir dos mundos aparentemente distantes: el de la disciplina militar y el de la conexión divina. Su vida es un testimonio viviente de que el dolor puede convertirse en un puente, que el amor nunca termina y que la consciencia puede abrirse incluso en los lugares más inesperados.
Hoy Suzanne es reconocido mundialmente como una de las voces más autorizadas en el campo de la espiritualidad evolutiva. Incluida en el prestigioso... lista de Watkins de las 100 personas más influyentes espiritualmente del mundo, junto a nombres como Francisco y Dalai Lama, también se encuentra entre las pocas personalidades que han recibido el Premio al Liderazgo Espiritual del Equipo de la Humanidad 2024, un honor otorgado sólo a aquellos que, a través de su trabajo, transforman el mundo con amor, conciencia y compasión.
A través de sus libros, podcasts, meditaciones, enseñanzas y experiencias mediúmnicas, Suzanne acompaña a quien esté listo para reconocer su naturaleza eterna. Con palabras sencillas pero profundas, nos guía a vivir una vida inspirada y consciente, conectada con esa realidad superior que nos sostiene y nos une más allá de toda barrera.

Suzanne Giesemann: Mensajes de esperanza
Me gusta pensar que, en última instancia, cada uno de nosotros recorre un camino único, hecho de elecciones, desafíos y descubrimientos inesperados. Para Susana Giesemann, este viaje comenzó bajo una sólida disciplina militar y se convirtió en un extraordinario camino espiritual. Quizás te preguntes cómo puedes pasar de un puesto de alto perfil en la Marina a una vida dedicada a conectar con la mundo espiritual. Y eso es exactamente lo que exploraremos aquí: una historia de coraje, fe y examen de conciencia que espero te inspire a mirar la realidad desde una perspectiva más amplia.
En esta aventura te contaré cómo Suzanne dejó a su carrera militar seguir un camino completamente diferente, descubriendo que tienes la capacidad de unmedio evidenteSuzanne es una reconocida maestra espiritual. Además, veremos cómo este cambio radical le ha permitido transmitir... mensajes de esperanza Para quienes buscan conectar con sus seres queridos al otro lado del velo o simplemente desean profundizar en el significado de la vida. Los guiaré a través de momentos decisivos, recuerdos conmovedores y encuentros especiales, para que comprendan cómo la fuerza de voluntad y la determinación pueden transformar nuestro camino.
Prepárate para sumergirte en una historia profunda y atrapante: hablaremos sobre la espiritualidad, el amor que trasciende la vida física y cómo los momentos de crisis pueden conducir a la apertura de perspectivas nuevas e inesperadas. Siéntese y déjeme guiarlo: espero que la historia de Suzanne Giesemann pueda ofrecerle, al menos en parte, la misma inspiración que me dio a mí.
Una carrera extraordinaria
La vida de Suzanne Giesemann está marcada por una extraordinaria carrera militar, plagada de prestigiosas misiones y altísimas responsabilidades. Cada vez que reviso su biografía, me concentro con admiración en un punto en particular: su papel como asistente del... Presidente del Estado Mayor Conjunto, el cargo militar más alto de los Estados UnidosUna tarea que requiere no sólo habilidades técnicas avanzadas e inteligencia estratégica, sino también firmeza, equilibrio interior y una profunda ética del deber.
El valor de la excelencia
Suzanne era Comandante de la Armada y logró un Maestría en Seguridad NacionalSu trayectoria la ha llevado a liderar a hombres y mujeres en contextos críticos, a representar a las Fuerzas Armadas en entornos institucionales delicados y a ser el referente organizativo y humano del liderazgo militar estadounidense. Imagine lo que significa ser quien coordina, supervisa y garantiza la absoluta eficiencia de cada detalle: informes clasificados, reuniones internacionales, viajes diplomáticos, emergencias inesperadas. Cada momento se vive con la convicción de que nada puede dejarse al azar.
Este nivel de excelencia, mantenido día tras día, no es solo una prueba de talento. Es también una demostración de integridad, valor e resistenciaY creo que fue precisamente ese rigor, esa dedicación total a la tarea, lo que constituyó el terreno fértil para una transformación interna que, con el tiempo, la llevaría a emprender un camino totalmente diferente.
El honor de servir
Quienes han ocupado puestos de liderazgo lo saben bien: servir es una profunda expresión de amor, incluso bajo la autoridad. Es una responsabilidad que va más allá de la eficiencia operativa: implica hacerse cargo del bienestar de otros seres humanos, liderar con claridad incluso en tiempos difíciles y permanecer firme ante decisiones complejas. Para Suzanne, cada asignación era un honor y una misión.
Pero la vida a veces nos llama a servirla de maneras que jamás imaginamos. Incluso para quienes han cimentado su existencia sobre la certeza de la disciplina, puede llegar un momento en que algo se resquebraja, se abre y deja filtrar la luz de otra verdad. Esa verdad llegó a Suzanne de la manera más humana y desgarradora posible. Y a partir de ese momento, todo cambió.







11 de septiembre: La herida que abre una grieta
Hay fechas que marcan para siempre el curso de la historia. El 11 de septiembre de 2001 es una de las que permanecen grabadas en el alma colectiva de la humanidad. Para Suzanne Giesemann, ese día no solo marcó un antes y un después a nivel mundial, sino también un punto de inflexión personal y espiritual.
Esa mañana, sobrevolaba el Atlántico en una de sus misiones militares. La noticia del primer avión impactando contra el World Trade Center fue como un rayo. Al principio, la gente creyó que se trataba de un accidente. Pero cuando llegó la noticia del segundo choque, la realidad fue cruda: fue un atentado. El presidente ordenó el regreso inmediato, y mientras sobrevolaba Manhattan, Suzanne vio una columna de humo negro que se elevaba desde el corazón de la ciudad. Al llegar al Pentágono, el impacto fue aún más directo: las llamas envolvieron el edificio, el suelo tembló con una energía que presagiaba muerte.
Al caminar hacia el cráter causado por el avión, algo en su interior se quebró. Ante esa destrucción, Suzanne sintió que surgían profundas preguntas: ¿Por qué a algunos se les perdona la vida y a otros no? ¿Qué sentido tiene todo esto? Fue allí, entre los escombros del Pentágono y el pesado silencio del cielo, donde empezó a germinar una nueva forma de ver la vida.
Despertar interior: una nueva ruta
De vuelta a casa, con el corazón lleno de emociones y preguntas, Suzanne comprendió que algo había cambiado para siempre. La experiencia del 11 de septiembre había abierto una herida, pero también una brecha: el deseo de autenticidad, de seguir su voz interior, se hacía cada día más fuerte. La vida puede cambiar en un instante, escribirá más tarde, con la conciencia de quien ha visto de cerca lo frágil que puede ser toda certeza.
En ese momento tomó una decisión que lo cambiaría todo: dejar la MarinaTras años vividos bajo la bandera de la disciplina y el servicio, sintió que había llegado el momento de vivir con libertad y plenitud, persiguiendo un sueño que hasta entonces había permanecido inaudito.
Ty, su esposo, también había pasado veinte años de su carrera militar como comandante naval. Así que, al día siguiente de su licenciamiento, decidieron soltar amarras. Zarparon hacia una nueva vida, hecha de mar abierto, horizontes infinitos y búsqueda interior. Navegaron por las costas de Canadá, cruzaron las Bahamas y se enfrentaron al océano Atlántico. Pero la verdadera aventura era la que comenzaba en su interior.
Cada día en esas aguas era una invitación a la reflexión. Y aunque estaban lejos del mundo, nunca les faltó el contacto con su familia gracias al correo electrónico. La tecnología los mantenía conectados, pero era su corazón el que los guiaba. Y en medio del océano, entre silencios y atardeceres infinitos, Suzanne empezó a sentir algo nuevo... o quizás, algo viejo que por fin volvía a la luz.

La decisión de vivir los sueños
A veces el cambio no llega de puntillas. La transformación no siempre se despliega lenta y delicadamente. Para algunas almas, el despertar es un relámpago que rasga el cielo, una revelación repentina que no deja lugar a dudas. Ese fue el caso de Suzanne Giesemann. Tras el 11-S, con veinte años de impecable servicio en la Marina a sus espaldas, eligió el camino menos transitado. No fue una huida, sino un regreso. Un regreso a sí misma, a los sueños postergados, al deseo de vivir con autenticidad.
Junto con su esposo Ty, también oficial retirado, abordaron un velero y partieron del puerto. Sin destino definido, sin rumbo fijo: solo la voluntad de seguir el viento y lo que les dictara el corazón.
El océano como espejo del alma
Hay algo profundamente simbólico en esa elección. El mar, con sus profundidades insondables y sus mareas cambiantes, es el espejo perfecto para quienes deciden aventurarse más allá de las certezas. Para Suzanne, navegar el océano significó abandonar los mapas preestablecidos y confiar en una nueva brújula: la de la intuición, la de la escucha interior, la del espíritu.
Cada ola que enfrentaba era un paso hacia la libertad. Cada atardecer en la cubierta del barco era una meditación silenciosa. En ese silencio de viento y sal, Suzanne empezó a sentir algo indescriptible, pero que su alma reconocía con claridad. Era como si el mar mismo le enseñara un nuevo idioma, más sutil, más extenso: el idioma de la profunda conexión con todo.

Navegando hacia uno mismo
Todo viaje externo es, en última instancia, una puerta que se abre al mundo interior. Navegar durante meses, sin los hábitos habituales para ocupar el tiempo, significó adentrarse en un espacio excepcional y preciado de escucha. Para Suzanne, el océano se convirtió en un espejo límpido que reflejaba sus deseos más auténticos y, al mismo tiempo, le abría el camino hacia algo aún desconocido.
Ese tiempo en el mar no fue solo aventura ni contemplación: fue preparación. Sin saberlo, Suzanne estaba abriendo espacio para que la vida le hablara de otra manera. Y cuando llegaron las primeras señales, estaba lista. Su corazón, ahora libre de las cargas del pasado, finalmente pudo recibir lo invisible.

El descubrimiento de un nuevo mundo espiritual
Es curioso cómo, a menudo, los momentos decisivos más profundos llegan cuando menos los esperamos. Durante uno de sus largos viajes por mar, inmersa en el silencio del océano y la quietud de una nueva libertad, Suzanne se topó con un libro que hablaba del más allá. Un tema que, hasta ese momento, le había sido completamente ajeno. Ella, una mujer racional, entrenada para resolver problemas con una mente lógica y un método militar, se sintió atraída por palabras que parecían hablar a una parte de sí misma que siempre había permanecido en silencio. No era solo curiosidad: era un despertar. Algo, en esas páginas, le hablaba con una voz familiar, como una llamada que llevaba mucho tiempo esperando respuesta.
Las señales silenciosas
Y entonces empezaron a suceder cosas extrañas. Esas que no se pueden catalogar, que no se encuentran en los manuales, pero que se abren paso en la realidad con la fuerza de lo verdadero. Casualidades, intuiciones repentinas, una sutil pero poderosa sensación de nunca estar realmente solo. Presencias invisibles que parecían querer comunicarse, aunque fuera con un susurro. Estas señales, al principio, la dejaron perpleja. Pero en su interior, creció una sensación de asombro. Quizás tú también, como yo, sepas lo desconcertante —y a la vez fascinante— que puede ser darse cuenta de que la realidad podría ser mucho más grande de lo que pensábamos.
Una sed de comprensión
Lo que comenzó como un simple interés pronto se transformó en una profunda sed de verdad. Suzanne empezó a estudiar, a leer todo lo que encontraba sobre la vida después de la muerte. Pero la teoría no le bastaba: quería comprender, vivir, experimentar de primera mano. Había en ella un sincero deseo de explorar lo que podría ser la dimensión más misteriosa y, a la vez, más auténtica de la existencia. Así, lenta pero claramente, su nuevo rumbo comenzó a tomar forma. Su alma le mostraba otro camino: el de la comunicación con lo invisible.
Sin embargo, el verdadero punto de inflexión aún no había llegado. Llegaría pronto, con la fuerza de un dolor personal capaz de abrir puertas que solo el corazón puede atravesar.

Un sueño profético y la pérdida de un ser querido
Hay experiencias que rompen el corazón y, al mismo tiempo, abren una puerta a lo invisible. Una de ellas ocurrió durante una escala en Croacia, mientras Suzanne y Ty navegaban por la costa. Fue en una noche tranquila que Suzanne tuvo un sueño vívido, tan real que se estremeció al despertar. Vio a Susan, la hija de Ty, quien se le apareció sonriendo. Con dulzura y serenidad, le dijo: “El bebé y yo estamos bien”. Aquellas palabras quedaron impresas como una huella luminosa en su corazón.
El sueño fue tan vívido, tan lleno de vida, que por la mañana Suzanne sintió la necesidad de escribirle a Susan. Pero no tuvo tiempo. Poco después, recibieron un correo electrónico en el barco: una solicitud para llamar a casa de inmediato. No era una solicitud cualquiera, sino el tipo de mensaje que te hiela la sangre. Corrieron a tierra y, al encontrar línea telefónica, recibieron la noticia que cambiaría sus vidas para siempre.
Susan, embarazada de seis meses, fue alcanzada por un rayo mientras cruzaba la base militar. Ella y su bebé no sobrevivieron.



La noticia impactante
Devastados por el dolor, Suzanne y Ty lo dejaron todo en Croacia y tomaron el primer vuelo a casa. Cada instante de ese viaje parecía irreal, como si el tiempo se hubiera detenido en un limbo de incredulidad y silencio. La mente rechazaba lo que el corazón ya sabía.
En esas horas de suspenso, la única presencia capaz de ofrecerles un poco de alivio era Rudy, su perrito. Con su silenciosa sensibilidad, se acurrucaba junto a ellos, percibiendo su dolor como solo los animales pueden. A veces, su mirada o el calor de su cuerpo bastaban para no sentirse completamente perdidos.


“Ella no es Susan”
La pérdida de Susan golpeó a Suzanne como una ola repentina, capaz de romper toda certeza.
Suzanne decidió entrar sola a la habitación donde se encontraba el ataúd de Susan. Llevaba el uniforme azul de la Marina, el que conocía bien. Reconoció el uniforme, sí… pero no reconoció a Susan. Fue un momento que cambió su vida.
Suzanne se acercó lenta y silenciosamente. Contempló el rostro inmóvil de la joven que tanto había amado. Pero en su interior, algo gritaba. Las palabras salieron a media voz, repetidas casi como un mantra: “Ella no es Susan… ella no es Susan.” No era solo el dolor lo que hablaba. Ni siquiera era la conmoción por lo sucedido. Era una intuición profunda, instintiva, casi visceral. Lo que yacía ante ella era el cuerpo de Susan, sí. Pero no era... SusanElla no era la chica alegre y llena de vida, llena de sueños y futuro. No era el alma brillante que él conocía. Esa chispa, esa luz... no podía haberse desvanecido. Tenía que estar en otro lugar.
Fue en ese momento, en esa herida abierta entre la presencia y la ausencia, que nació una misión en Suzanne. Una necesidad apremiante: averiguar si Susan todavía estaba allí, de alguna forma. Tenía que saber si realmente existía algo más allá de la muerte. Tenía que encontrar la manera de comunicarse con ella, de entender adónde se había ido esa luz.
Pero un pensamiento la detuvo: ¿Qué pasa si Ty no está preparado para todo esto? ¿Y si su sed de respuestas fuera vista como una locura, como una ilusión?
Sin embargo, en su interior, esa voz ya era más fuerte que la duda. Era la llamada a un nuevo camino. Uno que transformaría su vida para siempre.

El eco de una pregunta
Perder a un ser querido siempre es un dolor insoportable. Pero cuando una experiencia tan profunda te conmueve y cuestiona la realidad tal como la conocíamos, ese dolor también se convierte en una pregunta que resuena en todas partes.
Para Suzanne, quien había comenzado a presentir la existencia de una dimensión más allá de lo visible, la muerte de Susan no podía ser un final absoluto. ¿Ese sueño que tuvo antes de la tragedia —tan vívido, tan real— era quizás una señal? ¿Una caricia del más allá? ¿O solo una coincidencia?
La mente buscó la lógica, pero el corazón empujó hacia otra parte.
Así, día tras día, empezó a sentarse en silencio. A cerrar los ojos. A buscar, sin saber exactamente qué. La única intención era... Encuentra a Susan, para comprender dónde se había ido esa presencia tan querida.
Suzanne comenzó a meditar diariamente con el único propósito de encontrar a su Suzanne y con la única pregunta “Susan, ¿dónde estás?”.
Una frase sencilla, pero llena de deseo, dolor y esperanza.
Un eco que guiaría cada paso del viaje que estaba a punto de emprender.

Señales del más allá
Después del funeral, regresaron a su barco, anclado en Croacia. Ese barco era su hogar: lo habían vendido todo, incluida la casa y los coches. Antes del vuelo, Suzanne compró tres libros sobre el más allá, los únicos disponibles en inglés, y comenzó a leerlos. Un día, mientras navegaban por la costa croata en un día gris y sin viento, Ty observó el horizonte desde el timón, mientras Suzanne leía uno de los libros. De repente, Ty notó algo extraño.
«Suzanne, ¿viste esa mariposa amarilla? Lleva dos días siguiéndonos... ¿Qué hace aquí, en medio del mar?
Ella miró hacia arriba, curiosa. Era diciembre, estaban en el Adriático. Una mariposa amarilla allí, en esa época del año, era una anomalía. Hojeando el libro, Suzanne encontró una frase que la impactó como un rayo: El mundo espiritual suele enviar señales de su presencia. A veces, son tan sutiles como una mariposa amarilla.
La coincidencia era demasiado fuerte para ignorarla.
Una mariposa amarilla
Había pasado sólo una semana desde el funeral de Susan y el dolor todavía era tan intenso que me dejaba sin aliento. Suzanne y Ty habían decidido dar un paseo por un pequeño sendero de montaña, en aquella isla croata donde se habían detenido. Generalmente caminaban uno al lado del otro, pero ese día algo los mantenía separados, cada uno inmerso en su propio silencio.
Durante todo el ascenso, Suzanne se repetía a sí misma: “Susan, si estás ahí, muéstrame una señal... hazme saber que todavía estás aquí con nosotros”. Pero cuando llegó a la cima, de repente se sintió vacía. No hay señal. No hay certeza Sólo el sentimiento de haber sido engañado.
Ty se alejó por el sendero y Suzanne se giró para contemplar la vista. Estaba a punto de darse por vencido, con el corazón pesado, cuando notó un movimiento a su izquierda. Una mariposa amarilla, la misma que habían visto los días anteriores, se desprendió de la nada y voló directo hacia ella. La rodeó, se posó sobre su pecho por un momento y luego salió disparado por el sendero... siguiendo a Ty.
En ese momento todo quedó claro. No fue una coincidencia Esa señal era real. Era Susan. Era su forma de decir: «Sigo aquí. Estoy contigo».
Fue entonces cuando Suzanne se dio cuenta de que ya no podía ignorar todo esto. Tenía que encontrar un médium. Necesitaba saber con certeza si Susan todavía estaba presente de alguna forma. Y así lo hizo. La experiencia que vivió fue tan intensa, tan llena de detalles y evidencias, que no dejó ninguna duda ni en ella ni en Ty: Susan realmente todavía estaba allí, en otra dimensión, pero viva en espíritu.

El encuentro con un médium que lo cambió todo
El momento decisivo llegó cuando Suzanne, impulsada por una profunda necesidad de respuestas, decidió contactar con uno de los médiums más confiables. Recuerdo bien la historia de aquella primera sesión: cada detalle, cada palabra pronunciada parecía llegar directo al corazón. Información imposible de adivinar, nombres, recuerdos, frases pronunciadas por Susan en vida... nada que un extraño pudiera saber.
Fue como si finalmente se hubiera abierto una puerta invisible.
Una experiencia de asombro
Imagina sentarte frente a alguien a quien nunca has conocido, y este desconocido empieza a contarte detalles íntimos de tu vida: nombres, hábitos, incluso frases que te traen recuerdos concretos. Debió ser abrumador, en el mejor sentido de la palabra. En ese momento, Suzanne comprendió que ya no había forma de negar la existencia de una conexión entre el mundo físico y el espiritual. Ese momento marcó un antes y un después: lo que antes era solo una esperanza, se convirtió en algo tangible. Una realidad que podía explorarse, comprenderse... y vivirse.
El poder de la evidencia
De hecho, hablamos de "mediumnidad evidente" precisamente porque la validez de los mensajes no se basa en afirmaciones genéricas, sino en hallazgos precisos y verificablesEn esto, el enfoque militar de Suzanne —minucioso, basado en datos y hechos— encontró la combinación perfecta. Con una mente abierta, pero también con sentido crítico, se dio cuenta de que había demasiada evidencia como para ser fruto del azar. No bastaba con "creer". Tenía que saber. Y esa lectura le demostró, sin lugar a dudas, que una conexión entre los mundos era posible.
Los primeros pasos en el mundo espiritual
No debe haber sido fácil para dos personas acostumbradas a una mentalidad pragmática sentarse frente a alguien que afirmaba poder hablar con los muertos. Sin embargo, la información precisa que surgió de esa sesión los dejó sin palabras. Esa fue la confirmación que necesitaban: algo real se estaba manifestando a través de la mediumnidad, ofreciendo detalles que ningún extraño podría conocer.
Suzanne comenzó a estudiar seriamente, tomó cursos, asistió a seminarios e incluso llegó al Arthur Findlay College en Inglaterra, uno de los centros más prestigiosos para el estudio de la mediumnidad.
Señales del mundo espiritual
Uno de los aspectos más interesantes de la investigación espiritual es cómo los mensajes pueden adoptar formas sutiles, además del lenguaje verbal. Pueden ser objetos recurrentes, luces que se encienden solas, melodías en momentos inesperados. Es como si el mundo invisible encontrara formas creativas de hacerse notar. Suzanne comenzó a prestar más atención a estos detalles, a verlos como posibles indicaciones de un diseño más grande.
Confirmación de la conexión
Conforme pasaba el tiempo, las señales se multiplicaron. Cada nueva experiencia fortalecía la creencia de Suzanne de que la muerte no era el final, sino un pasaje a una realidad diferente, en la que el amor y la conciencia continúan existiendo. Al mismo tiempo, su deseo de estudiar y refinar su sensibilidad creció, hasta convertirse en una especie de puente entre las dos dimensiones.

Janet Nohavec
Ya consagrada como autora, Suzanne sintió un creciente deseo de compartir todo lo que estaba descubriendo. Escribió un libro sobre mediumnidad, con la intención de ofrecer una mirada sincera y documentada al mundo que estaba cambiando su vida. Fue entonces cuando ocurrió algo sorprendente: Janet Nohavec, una de las médiums más respetadas a nivel internacional, la contactó personalmente. Le pidió que escribiera su historia. Suzanne no lo dudó ni un instante. No pudo negarse. Era como si el camino se acercara a ella.
Un amigo de la familia, Stephen Upton, le dijo una vez: “Podemos decirle a la gente que todo es verdad, pero hasta que no tengan una experiencia personal, es poco probable que cambien de opinión.Y tenía razón. Solo experimentando una conexión profunda con el espíritu de un ser querido se puede comprender verdaderamente que la muerte no es el final.
Una lección que cambia la vida
Suzanne ansiaba profundamente vivir esa experiencia en primera persona. Así que decidió asistir a una de las clases de Janet. No era una demostración genérica, sino un camino estructurado para aprender a conectar con el mundo espiritual. La metodología era clara y concreta: requería obtener información específica como el nombre del ser querido fallecido, su edad, la causa de la muerte, sus características. Todo era metódico y ordenado. Y para Suzanne, quien provenía de una profesión donde el rigor era la norma, fue como sentirse finalmente en casa.
Al final del curso, Janet convocó a algunos participantes para una demostración práctica. Luego se volvió hacia Suzanne, la miró a los ojos y dijo con una sonrisa segura:
¿Por qué no vienes? Puedes hacerlo, estoy seguro.
Suzanne dudó un momento. Pero entonces, con esa determinación que siempre la había distinguido, se puso de pie. Y dio el primer paso concreto hacia el descubrimiento de su don.

La primera experiencia de percibir un espíritu
Durante una de las lecciones de Janet, Suzanne fue invitada a participar en una demostración práctica. Janet la animó suavemente:
«Suzanne, ven aquí si quieres. Concéntrate en la energía que sientes detrás de ti… alguien ya está ahí. Cierra los ojos, respira profundamente y cuando te sientas preparado, dime: ¿te parece una presencia masculina o femenina?
Suzanne respondió con calma:
"Me siento como si fuera un hombre."
“Exactamente”, confirmó Janet. «Es un hombre. Ahora intenta profundizar un poco más. ¿Puedes sentir cómo murió?
Suzanne se quedó en silencio por un momento y luego dijo:
“Escuché la palabra ‘cáncer’… y me pareció apropiada.”
Muy bien. Ahora pídele que se muestre mejor, que te cuente algo sobre sí mismo. ¿Cómo lo visualizas? ¿Qué edad crees que tenía cuando pasó al mundo espiritual?
“Se me apareció el número 70”, respondió Suzanne.
«Ya casi llegamos. ¿Y qué tipo de trabajo crees que hacía? ¿Tenía las manos bien cuidadas del trabajo de oficina o las manos marcadas por el trabajo manual?
Suzanne dudó por un momento, luego escuchó una palabra clara en su mente:
"Ingeniero. Lo escuché alto y claro."
Una persona del público levantó la mano: “Creo que es mi padre”.
Janet sonrió. Buen comienzo, Suzanne. Mantente en contacto. Hay algo significativo en un cumpleaños a finales de marzo, alrededor del 30. ¿Te suena?
La persona confirmó: “Sí, así es”.
Perfecto. Y ahora veo algo relacionado con gorras de béisbol o una colección de sombreros. ¿Era algo importante para él?
«Sí, absolutamente. "Él los recogió."
Janet le pidió un último esfuerzo:
«Suzanne, intenta conseguir un detalle más. "Lo estás haciendo muy bien."
Suzanne se concentró y luego dijo:
«Veo una cabellera blanca, abundante, no era calvo…»
“¡Sí, tenía un cabello hermoso!” exclamó la persona del público.
“Y una última imagen”, añadió Suzanne, “Veo unos zapatos negros brillantes de charol… y oigo las palabras ‘Twinkle Toes’”.
La respuesta fue inmediata:
“¡Dios mío… mi papá era bailarín de salón y mi mamá siempre lo llamaba ‘Twinkle Toes’!”
Toda la sala quedó sorprendida por la exactitud de la información. Janet asintió:
«Esto es lo que llamamos prueba. "Hiciste un excelente trabajo, Suzanne."
Esa lección fue un verdadero punto de inflexión para Suzanne. Cada vez que asistía a una de esas reuniones, lograba recibir mensajes para sus compañeros de personas totalmente desconocidas para ella, pero con detalles que nadie podría haber inventado. Esto la afectó profundamente. Él no era el tipo de persona que hacía las cosas a medias. Sintió la necesidad de llegar al fondo del asunto.
Se volvió hacia Janet con decisión:
«Quiero estudiar donde tú estudiaste. En Arthur Findlay College, Inglaterra."
Janet sonrió, pero le advirtió:
«Está bien… pero prepárate. Saldrás de esto siendo una persona completamente diferente."
El estaba en lo correcto.

La transformación de Suzanne Giesemann
Decidir convertirse en médium no es un paso que se toma a la ligera. Sin embargo, Suzanne sintió un poderoso llamado dentro de ella. Uno de los pasos más importantes fue la decisión de inscribirse en elColegio Arthur Findlay en Inglaterra, una de las instituciones más prestigiosas para el estudio de la mediumnidad. Allí pudo aprender técnicas avanzadas e interactuar con profesores y estudiantes de todo el mundo.
Estudio y disciplina
Siempre me han sorprendido los paralelismos entre su entrenamiento militar y los rigores necesarios para desarrollar habilidades mediúmnicas. Contrariamente a lo que se podría pensar, no basta con tener una inclinación natural: hace falta práctica, conocimiento y voluntad para superar los propios límites. Suzanne afrontó este viaje con la humildad de quien sabe que tiene mucho que aprender, pero también con la determinación de quien no se detiene ante nada.
De la Marina a la Mediumnidad
Esta medida aparentemente drástica es el núcleo de la historia de Suzanne Giesemann. Muestra cómo cada uno de nosotros puede tener múltiples vidas dentro de una sola existencia. Comenzar en un contexto formal y pragmático y luego entrar en un reino espiritual y místico no es una traición a uno mismo, sino una evolución. En último término, la disciplina y la búsqueda de la verdad son valores comunes a ambas esferas.

Arthur Findlay College, una antigua residencia donada a la Unión Nacional Espiritualista para convertirse en un centro de enseñanza, representó una verdadera transformación interior para Suzanne. Cuando regresó de Europa, estaba emocionada de poner en práctica lo que había aprendido, pero ella y Ty estaban a punto de emprender otro viaje en velero. Sólo logró hacer cinco lecturas antes de irse.
Y esos cinco fueron suficientes para hacerle comprender que realmente estaba trabajando como una auténtica médium. Aunque todavía le costaba verse en ese papel, sabía que había establecido una conexión real con el mundo espiritual. Pero una parte de ella temía que si se hacía a la mar podría perderlo.
Fue entonces cuando el mundo espiritual encontró una manera de tranquilizarla…
El poder de las palabras y la poesía
Una mañana, mientras estaba en el barco, Suzanne se sentó a meditar. Ella estaba en silencio, sumida en sus pensamientos, cuando Ty la alcanzó, notando que había estado llorando.
¿Estás bien, cariño? Me pareció oírte llorar...
“Sí… creo que escribí un poema.”
Ty la miró sorprendido. "¿Qué quieres decir con 'creo'?"
«Las palabras me vinieron todas a la vez, comencé a escribir por impulso y… rimaban. Tres páginas completas. "No te lo puedo explicar"
«¿Tres páginas? ¡Pero sólo te quedaste allí unos minutos!
—Lo sé... por eso lloraba. ¿Podemos leerlo juntos?
Cuando Suzanne leyó el poema en voz alta, ambos se sintieron profundamente conmovidos. Esas palabras no parecían venir de ella: eran demasiado perfectas, llenas de una emoción que desafiaba la lógica. Al día siguiente volvió a ocurrir lo mismo. Y luego otra vez. Cada mañana, durante la meditación, recibía nuevos poemas. Palabras que parecían provenir de una fuente espiritual externa. Si intentaba controlar o cambiar el flujo, todo se detenía.
Al final, Suzanne se encontró con cientos de poemas en sus manos. Muchos sugirieron que los publicara, tal vez en un folleto para ofrecerlo a aquellos que estaban de duelo. Decidió hacerlo. Pero para realizar el proyecto necesitaba apoyo financiero.

Inmediatamente pensó en un viejo amigo, Ranger Jones, ahora un exitoso hombre de negocios. Lo conocía desde el servicio militar: habían enfrentado juntos situaciones difíciles, bajo el mando del Jefe del Estado Mayor Conjunto. Si alguien podía entender su compromiso e integridad, ese era él. Pero decirle que ahora estaba hablando con espíritus no fue exactamente fácil.
Cuando se conocieron, Suzanne fue directo al grano.
Ranger, lo que voy a contarte es lo opuesto a todo lo que hemos vivido juntos. Puede que te sorprenda... pero siento la necesidad de contártelo. Después de la muerte de Susan, conocí a una médium. La experiencia fue tan real que no pude ignorarla. Ahora... hago ese tipo de trabajo. Me siento con la gente y siento la presencia de sus seres queridos. Les doy pruebas, mensajes. Sé que suena loco, sobre todo viniendo de mí. Pero me conoces.
Ranger la miró intensamente. Se quedó en silencio por un momento y luego dijo:
Si no te conociera, si no supiera quién eres, pensaría que me estás tomando el pelo. Pero te conozco. Conozco tu integridad, tu corazón. Quiero saber más.
El alivio de Suzanne fue inmenso. Ella había temido el rechazo, una risa nerviosa o el juicio. Pero en cambio, vio ante él a un hombre dispuesto a escuchar. Apagó su celular y le dedicó toda su atención. En ese gesto, sintió un gran “gracias” susurrado desde el mundo espiritual.
Fue uno de esos momentos en que Suzanne se encontró susurrando: "Gracias, Dios". A partir de entonces continuó ofreciendo lecturas y las peticiones aumentaron rápidamente. La belleza de los nuevos encuentros era que ella no conocía a las personas que se acercaban a ella, no sabía nada de sus vidas ni a quién esperaban contactar. Ella simplemente los recibió con el corazón abierto, segura de que el mundo espiritual nunca la abandonaría.

Un nuevo comienzo: Declararse médium
Siempre llega un momento en que, si estás siguiendo un camino nuevo e inesperado, debes optar por exponerlo abiertamente. Para Suzanne, esto significó contarle a una vieja amiga, una ex colega militar, sobre su nueva vocación como médium evidencial.
El coraje de la verdad
No debe haber sido fácil admitir que había elegido un camino tan alejado de los protocolos militares y de los entornos institucionales. Sin embargo, Suzanne se dio cuenta de que esconderse significaría traicionarse a sí misma y el regalo que sentía que podía ofrecer a los demás. Con una mezcla de miedo y determinación, decidió dar el paso.
El comienzo de las primeras lecturas
A partir de ese momento, las peticiones de lecturas se multiplicaron. Las personas que habían perdido a sus seres queridos recurrían a Suzanne en busca de consuelo, una prueba de que el amor no muere con el cuerpo físico. Cada sesión fue una oportunidad para desarrollar su confianza en sus habilidades y reforzar la idea de que estaba en el camino correcto.
Mensajero de la esperanza
Un día, una amiga suya la llamó para sugerirle que conociera a una mujer que recientemente había enviudado. Le dijo que su nombre era Suzanne y que era una médium “evidencial”, un término con el que la mujer no estaba familiarizada. Había pensado que era alguien que predecía el futuro o leía las cartas del tarot. Y en ese momento de su vida, el futuro parecía vacío. Su futuro estaba con su marido, y él ya no estaba. Se sintió atrapada, incapaz de seguir adelante.
Cuando las dos mujeres se conocieron, Suzanne la recibió con dulzura.
¿Alguna vez has hablado con un médium?
"No."
Muy bien. No sé quién nos acompañará hoy ni de quién esperan saber. Cerraré los ojos y les pediré a sus seres queridos que se acerquen. Les contaré todo lo que veo, oigo o siento. De ustedes, un "sí", un "no" o un "no sé" me basta. No me digan nada más.
Él tomó sus manos y, con los ojos cerrados, dijo una oración en silencio. Inmediatamente después dijo:
«Siento una presencia masculina muy fuerte. Él está en la posición en la que normalmente me siento como un esposo o un compañero. Perdiste a tu marido, ¿verdad?
"Sí."
«Siento que esta es una pérdida reciente y que todo sucedió de repente. Algo físico, inmediato. ¿Un ataque al corazón?
"Sí."
¿Estabas con él cuando ocurrió?
"Sí."
Suzanne sonrió dulcemente:
«Me muestra un control remoto. Es algo pequeño, pero se asegura de demostrarlo. ¿Tiene algún significado para usted?
“Sí, eso tiene sentido.”
Luego añadió:
«Es como si os hubierais conocido por casualidad, casi por destino. ¿Es cierto?
"Sí, lo es."
Luego vino el mensaje más poderoso. Suzanne cerró los ojos y dijo claramente:
“Él quiere que te diga, palabra por palabra: 'Eres lo mejor que me ha pasado en la vida'”.
La mujer se llevó las manos a la boca.
«Él siempre lo decía… Me lo decía exactamente así, mirándome a los ojos. Lo dijo con todo su corazón y luego me abrazó”.
En ese momento, las lágrimas fluyeron en silencio. Esas palabras, tan íntimas, tan precisas, no podían haber salido de otra persona. Suzanne comprendió, una vez más, el profundo significado de su don: ofrecer evidencia. Ofrecer paz. Ofrece amor. No era magia ni superstición. Era la realidad. Nuestros seres queridos nunca nos abandonan del todo.
Ese encuentro fue uno de los muchos que la confirmaron en su camino. De sus lecturas salían personas desconocidas con la certeza de no estar solas, con la sensación de que el amor no termina con la muerte. Suzanne puso su corazón en cada mensaje, incluso a costa de exponerse, de ser juzgada. Porque sabía que ese momento, ese toque único y precioso, permanecería con esa persona para siempre.
El mensaje de amor que trasciende la vida
Lo que se desprende con fuerza de cada testimonio de Suzanne Giesemann es que su labor como médium no se limita a la simple comunicación con quienes están más allá del velo. Más bien, representa la transmisión de un mensaje de esperanza y amor incondicional.
Amor más allá de la muerte
En sus lecturas, Suzanne repite a menudo que el amor no es sólo un sentimiento humano, sino una energía que sigue existiendo incluso más allá de la vida terrenal. Este conocimiento puede brindar un gran consuelo a quienes están de duelo por la pérdida de un cónyuge, un padre o un amigo querido. Saber que el vínculo emocional sigue vivo ayuda a transformar el dolor en una forma de gratitud por lo compartido.
Vivir plenamente
Otro aspecto que me conmueve especialmente es la invitación de Suzanne a vivir cada día con conciencia de nuestra naturaleza espiritual. Darnos cuenta de que somos más que un cuerpo físico puede cambiar radicalmente la forma en que enfrentamos los desafíos cotidianos. Nos hace más abiertos, más empáticos y nos impulsa a cultivar relaciones más profundas y auténticas.
Pensamientos finales
Después de cientos de lecturas, Suzanne comprendió una verdad profunda: esta vida es sólo una parte de una existencia mucho más grande. Un viaje, una preparación para lo que viene después. Estamos aquí para desarrollar nuestra parte divina, y cada momento debe estar guiado por una sola pregunta: “¿Estoy realmente encarnando el amor en este momento?”
Este largo y extraordinario viaje la ha transformado desde dentro. Ella no creció con pensamientos espirituales, pero hoy sabe quiénes somos realmente. Hoy trabaja duro para mantener un equilibrio entre su papel de médium, maestra espiritual y su vida con Ty, en su corazón, siempre presente.
Porque si no estamos aquí para amar, entonces ¿para qué?
Si no estamos ahí el uno para el otro, ¿cómo podremos superar la oscuridad y resurgir?
¿Y realmente tenemos que esperar a que el mundo se derrumbe para aprender a amarnos unos a otros como hermanos?
Preguntas frecuentes sobre la mediumnidad y Suzanne Giesemann
A menudo, cuando hablamos de médiums y de contactos con el mundo espiritual, surgen mil preguntas. Pensé en crear una breve sesión de preguntas y respuestas para aclarar algunas dudas comunes.
¿Qué es la mediumnidad evidencial?
La mediumnidad evidencial se basa en la capacidad del médium para proporcionar evidencia concreta de la identidad de seres queridos tras el velo, como nombres, recuerdos específicos o detalles de su vida. El objetivo es demostrar que la comunicación va más allá de la mera intuición o las conjeturas, ofreciendo evidencia verificable.
¿Cómo reconocer un médium auténtico?
Un medio serio se centra en proporcionar detalles precisos y controlables, evitando oraciones vagas o genéricas. Además, tiende a parecer humilde y dispuesto a explicar sus límites: no hay garantías absolutas, porque la comunicación depende de muchas variables, incluida la voluntad del espíritu de comunicarse.
¿El origen militar de Suzanne influye en su enfoque?
Por supuesto que sí. La atención al detalle y la necesidad de evidencia tangible provienen de su experiencia en la Marina. Esto le permite abordar las lecturas con un método casi investigativo, buscando elementos únicos que puedan confirmar la autenticidad del mensaje.
¿Es posible aprender la mediumnidad o es un don innato?
Según Suzanne y muchos otros expertos, todos tenemos algún grado de sensibilidad. Algunas personas nacen con un talento más desarrollado, pero la técnica se puede aprender y perfeccionar, si existe la voluntad de estudiar y practicar constantemente.
¿Cuál es la diferencia entre médium y psíquico?
Una médium, como Suzanne Giesemann, se comunica específicamente con quienes han trascendido el velo, transmitiendo mensajes y evidencia tangible de su presencia. Un psíquico, en cambio, tiene la capacidad de percibir energías e intuiciones sin necesidad de tener una conexión directa con el difunto.
Conclusiones
La historia de Suzanne Giesemann, desde su carrera militar hasta su carrera como médium evidencial, es un testimonio conmovedor de cómo la vida puede sorprendernos y transformarnos de maneras inesperadas. Si hay una lección que extraigo de su experiencia es que ninguna experiencia, por dolorosa o impactante que sea, llega a nuestra vida por casualidad. A veces, las crisis y las pérdidas más duras nos empujan a cruzar umbrales que nunca hubiéramos considerado, llevándonos a profundos descubrimientos espirituales.
Si tú también te sientes atraído por el mundo espiritual o estás pasando por un período de duelo y buscando respuestas, espero que la historia de Suzanne te haya dado ideas para reflexionar y esperanza. Te invito a explorar, hacer preguntas y buscar la verdad en tu corazón, quedándote solo con lo que realmente resuena en tu ser y dejando ir lo que no te pertenece.
Si tienes alguna duda, curiosidad o quieres compartir tu experiencia personal, deja un comentario a continuación. Estaré encantado de leerlo y discutirlo contigo. El diálogo es la clave para crecer juntos y, quién sabe, quizá tu compartir pueda darle coraje a alguien más. Dime: ¿Cuál es tu idea sobre la vida después de la muerte? ¡Espero verte!
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